Cuando como propietarios de una mascota, decidimos que nuestra hembra tenga cachorros se deben considerar de inicio algunos puntos importantes:
En primer lugar, esta decisión recae en la familia, pero es importante que ésta no se deje llevar por un mito muy popular que reza que si una hembra no se reproduce o no tiene cachorros tendrá problemas de salud como la presentación de tumores, lo cual es totalmente falso.
Por otro lado, no sólo se trata de que la perra tenga cachorros y listo, se debe ser un propietario responsable y esto significa reproducir exclusivamente ejemplares que no tengan enfermedades congénitas (de nacimiento) o hereditarias y buscar de una hasta 10 casas como las nuestras donde se quiera a los animales de compañía, para que los futuros cachorros tengan un lugar adecuado donde se les respete y se les cuide como es debido.
Una vez que se consideró lo anterior, podremos decir que la gestación de nuestra hembra se ha hecho de forma adecuada y siguiendo un plan de reproducción programada, generalmente con la ayuda del médico veterinario.
Cuando nuestra hembra entra en celo, no es obligatorio que se reproduzca en el noveno día como se piensa, pues sólo será receptiva poco antes de la ovulación y ésta puede presentarse en el tercer día o hasta el día 21 del estro (de ahí la importancia de la asesoría del médico veterinario).
Antes de que la hembra entre en celo, lo ideal es vacunarla y desparasitarla, lo que se busca es aumentar la eficacia del sistema de defensa de la futura madre y eliminar parásitos que pueden ocasionar que el sistema no se encuentre al máximo deseado.
Una vez que los cachorros nacen, se alimentarán de la madre. Durante los primeros días tomarán calostro, no leche, el cual posee grandes cantidades de anticuerpos que la madre ha producido para protegerse enfermedades como las que se aplican en la vacunación. De esta forma, los cachorros no sólo se nutren sino que reciben una gran cantidad de defensas por parte de su mamá, (esto sucede con todos los mamíferos incluyendo al ser humano). Lamentablemente estas defensas no duran para toda la vida, por lo que tiempo después los cachorros requieren de la aplicación de vacunas, para promover que ahora su sistema de defensa produzca los mecanismos necesarios para protegerlos de éstas y otras enfermedades.
Sin embargo, algo que vemos muy comúnmente en la clínica es que nuestra hembra se adelantó y no la vacunamos o desparasitamos previamente. La duda es entonces: la vacunamos o no. Efectivamente, se puede vacunar a la hembra pero hay puntos importantes a considerar. Primero, la vacuna no debe ocasionar o producir la enfermedad contra lo que vamos a proteger, esto parece raro, trataremos de explicarlo: dentro de las vacunas hay un grupo llamado vacunas de virus vivo (este es el tipo de vacunas más antiguas), en éstas el virus de la enfermedad se encuentra “domado” pero no se recomienda en cachorros de primera vez animales viejos o enfermos y lo más importante, nunca en hembras gestantes, ya que los virus se diseminan por todo el organismo incluyendo a los cachorros, y el sistema de defensa de éstos puede adoptar a los virus como “normales” y no producir una respuesta de defensa contra la enfermedad, ocasionando que los cachorros mueran por una falta de respuesta contra la enfermedad.
Ahora bien, se puede vacunar a una hembra gestante con una vacuna que no produzca la enfermedad pero que proteja, esto generalmente al final de la gestación, en este aspecto es importante la asesoría del médico veterinario.
Asimismo, se puede desparasitar a una hembra gestante, siempre y cuando se tomen en cuenta el tipo de desparasitante y la fecha de desparasitación, ya que algunos productos producen efectos adversos y deformidades a cachorros en gestación, esto se conoce como efecto teratogénico, entre cuyas afectaciones podemos encontrar paladar hendido (el paladar no se cierra e incluye el labio leporino), defectos en el crecimiento de las extremidades y en ocasiones abortos. Nuevamente el médico veterinario es el encargado de dar la medicación adecuada y en el período adecuado de gestación.
Una vez que se ha llevado a cabo la reproducción, la hembra debe ser revisada al menos cada 15 días, tratando de estresarla lo menos posible, ya que al inicio de la gestación un elevado nivel de estrés puede ocasionar lo que se conoce como reabsorción fetal (el organismo no mantiene la gestación temprana y los productos o cachorros son absorbidos y desaparecen), o bien, puede perderse la futura camada.
En todas las visitas al veterinario se realiza un examen médico físico y en la segunda vista o al mes de gestación se puede realizar un ultrasonido para revisar placentas y ver el latido cardíaco de los cachorros, en este momento es importante considerar a sugerencia del médico veterinario el cambio de alimento de la hembra, porque en el segundo mes de gestación se lleva a cabo el crecimiento del o los cachorros y es necesario cubrir las necesidades de energía y minerales necesarios para que la madre no tenga un desbalance de estos, lo cual pondría en riesgo su vida al final de la gestación (durante el parto) o en la lactación).
Una vez nacidos los cachorros, la lactancia es fundamental para que reciban anticuerpos y protección contra enfermedades; sin embargo, si no se desparasitó a la madre, los principales parásitos intestinales migran a la glándula mamaria de la madre y durante la alimentación pasan a los cachorros.
Los cachorros deben ser examinados por el veterinario al nacer, se debe revisar que la piel esté completa, las extremidades sean del mismo tamaño, abrir las bocas con cuidado para ver que no exista paladar hendido (falta de cierre del paladar y se vea una línea en éste que comunica boca con cavidad nasal), y ver que la región anal este bien formada. Si no es posible que el veterinario esté presente, examina a los cachorros, en caso de una duda llama de inmediato al médico veterinario. De preferencia los cachorros no deben ser llevados a la clínica veterinaria, ya que en las clínicas se reciben ejemplares sanos y enfermos. Sólo un caso de urgencia podría justificar la presencia del cachorro en la clínica.
Durante las primeras tres semanas los cachorros comerán casi cada 2 horas y la madre se encargará completamente de ellos, por lo que es importante colocar cerca de su paridero alimento y agua fresca. También durante este tiempo es importante no sacar a los cachorros, si tenemos contacto con otros perros que no sean de nuestra casa, será necesario lavarnos las manos para manipular a los cachorros, se debe evitar que sean tocados por personas ajenas a la familia (que no vivan en la misma casa, eso incluye familiares).
Los cachorros pueden ser revisados por primera vez en la clínica entre las 4 y 6 semanas para iniciar su desparasitación y posterior vacunación. Al no existir un calendario universal de vacunación, el médico veterinario aplicará las vacunas en el orden que considere adecuado. Algo que es importante durante el período de vacunación es que es una edad fundamental para la sociabilización, se recomienda tener grabados sonidos y videos de perros que los cachorros puedan oír y ver, y así tener un mejor desarrollo.
En la hembra, el destete de forma normal se lleva a cabo a las 4 semanas, después de este tiempo el alimento será el habitual (el que consumía antes de la gestación), revisión con el médico veterinario para asesoría en cuanto a dieta, producción de leche y de ser necesario considerar la esterilización de nuestra hembra.