Las diversas especies de tortugas tienen también exigencias muy distintas, por lo que debemos analizarlas detalladamente al referirnos a cada una en particular. Sin embargo, todas ellas son vegetarianas y comen fruta, lechuga, y verdura; necesitan calor durante todo el año y no toleran las corrientes de aire. Las especies propias de desiertos y llanuras muy secas, como Testudo horsfieldi, Gopherus polyphemus, y Psammobates geometricus, entre otras, no soportan la humedad.
Esto significa que si usted vive en un lugar con clima húmedo será mejor que se olvide de estas especies o que esté dispuesto a proporcionarles un alojamiento con humedad controlada. En estos casos lo mejor es decidirse por especies propias de las praderas o de los bosques.
Entre las tortugas que mejor se adaptan a la cautividad destacan Testudo carbonaria, Geochelone sulcata, y Geochelone pardalis. A pesar de que suelen ser animales bastante caros, crecen deprisa, son poco exigentes con el clima (siempre que éste no sea extremado) y su gran volumen corporal les permite mantener una temperatura más uniforme y ser menos propensas a las afecciones respiratorias (por lo menos cuando ya han alcanzado cierta talla). Las tortugas grandes son tremendamente voraces, mientras que las pequeñas pueden presentar problemas a la hora de comer. Las tortugas grandes necesitan disponer de una caseta exterior con calefacción durante gran parte del año.
Selección de especies
Si le es posible, procure adquirir animales que hayan nacido en cautividad. Actualmente se crían muchas especies de tortugas y es fácil obtenerlas en cualquier tienda especializada, aunque a veces puede ser necesario encargarlas con antelación. También hay muchas especies de tortugas cuya supervivencia en la naturaleza está seriamente amenazada por la destrucción progresiva de su hábitat, o porque se las captura como alimento, adorno, o para su comercialización. Las tortugas capturadas en su medio natural suelen ser tímidas y delicadas, pudiendo ser portadoras de diversas enfermedades y parásitos, especialmente gusanos intestinales.
Además, es posible que estén acostumbradas a una alimentación y a unas condiciones ambientales imposibles de reproducir en casa. No compre nunca una tortuga que esté totalmente inactiva, que parezca ahueca al cogerla con la mano, que tenga los ojos hundidos o saltones, o que expulse burbujas por la nariz. De hecho, si en una tienda tienen una tortuga que expulsa burbujas y otras secreciones por las aberturas nasales es muy probable que el resto de ejemplares también padezcan alguna grave enfermedad de las vías respiratorias.
Cualquier tortuga recién adquirida deberá pasar una cuarentena de por lo menos seis semanas. Durante ese tiempo es imprescindible asegurarse de que no toque nada que pueda estar al alcance de sus otras tortugas y que no comparta nada con ellas. Dado que las tortugas son animales caros y muy longevos es muy útil contar siempre con un veterinario de confianza y que las pueda examinar inmediatamente después de su adquisición. No hay ningún motivo por el que una tortuga doméstica deba morirse al cabo de un par de años en cautividad.
Alojamiento
Salvo raras excepciones, las tortugas de tierra necesitan estar al aire Ubre durante los meses más cálidos. Los ejemplares pequeños y algunas especies de talla reducida pueden ser mantenidos en grandes terrarios, pero nunca crecen correctamente y suelen tener una coloración poco brillante. En muchas regiones es necesario mantener a las tortugas en el interior durante los meses más fríos, e incluso durante algunas noches frías y húmedas de primavera y otoño. Sin embargo, la mayoría de los aficionados suelen empezar con ejemplares pequeños y que pueden mantenerse durante algún tiempo en un terrario, y éste deberá ser lo mayor posible.
A pesar de no ser nada recomendable, muchos aficionados dejan que sus tortugas deambulen por la casa siempre que no haya otros animales domésticos ni peligros tales como aberturas en las paredes, puertas que se puedan bloquear, insecticidas, o raticidas con los que se puedan envenenar. Las tortugas tienen mucha fuerza, y son capaces de abrirse paso entre los muebles o puertas mal cerradas.
Si las tiene en un terrario de plástico o vidrio es importante que éste tenga una cubierta para evitar que sea accesibles a los gatos o niños (así como para impedir que algún visitante se encapriche de ellas y se las lleve a su casa). El papel de periódico es uno de los mejores sustratos, pues es barato, absorbente, y las tortugas no muestran ningún interés por comérselo. Muchos otros sustratos pueden ser peligrosos en caso de que llegasen a ser ingeridos, produciendo graves oclusiones intestinales. Entre éstos se incluyen la paja, balas de alfalfa, y otros materiales vegetales.
Para la iluminación del terrario es preciso emplear tubos fluorescentes de espectro completo. Adquiera los mejores que encuentre (los hay especiales para reptiles), manténgalos siempre limpios, y cámbielos cada seis meses. Las tortugas necesitan de 10 a 12 horas diarias de luz. También hay que proporcionarles una lámpara calefactora situada en un extremo del terrario, para que las tortugas puedan acercarse cuando lo deseen y sus cuerpos alcancen rápidamente una temperatura que les permita comer y moverse con comodidad.
Durante el día, la mayoría de las tortugas necesitan que el suelo y el aire estén a una temperatura de 27 a 30ºC. Por la noche deberá descender de cinco a diez grados. Estas temperaturas han de mantenerse a lo largo de todo el año, especialmente para los ejemplares juveniles de todas las especies. La lámpara calefactora ayuda a mantener la temperatura adecuada, pero generalmente es necesario recurrir también a una esterilla calefactora colocada bajo el terrario, especialmente durante la noche.
Las tortugas necesitan disponer de agua para beber y para bañarse. Incluso las especies propias de las zonas desérticas beben grandes cantidades de agua, y ésta deberá ser limpia y sin cloro. Dado que lo más probable es que empleen el mismo recipiente para beber y para bañarse, habrá que cambiar el agua a diario o cuando se vea que está sucia. Algunas tortugas son capaces de expulsar una gran cantidad de excrementos mientras están en remojo.
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