Cuando pensamos en la maternidad de nuestras mascotas, generalmente lo primero que viene a nuestra mente es aquella perrita o gatita a la que vimos parir y comenzar alimentar a sus cachorros, la vimos limpiarlos y llevarlos con amor de un lado a otro de la casa; sin embargo, las aves también toman su maternidad muy en serio y podemos apreciar cómo, en muchos casos, las mamás y papás emplumados se desviven por cuidar y proteger a sus polluelos.
A grandes rasgos podemos dividir a las aves en dos grupos según lo independientes que son al nacer y lo mucho que necesitan del cuidado de sus padres. El primer grupo, el de las aves precociales, está formado por aquellas que al nacer ya pueden caminar y alimentarse de lo mismo que sus padres, son polluelos muy independientes, que corren y exploran a las pocas horas de haber nacido, como muchas de nuestras aves domésticas; gallinas, pavos y patos. Pero a pesar de ser tan independientes, necesitan de sus madres para aprender muchas de las conductas indispensables para sobrevivir, como buscar los alimentos, acicalarse o nadar y mientras son muy jóvenes, buscan siempre a mamá para obtener calos y protección.
El otro grupo, el de las aves altriciales, está formado por todas aquellas que nacen totalmente indefensas, sin plumas y ciegas y que necesitan que sus padres los alimenten directamente en el pico mientras permanecen dentro del nido. En este grupo se encuentran la mayoría de nuestras aves de ornato y compañía, como los periquitos australianos.
El perico australiano cuenta con una mayor capacidad de adaptación al cautiverio y puede reproducirse con un mínimo de requerimientos, como un nido de madera y una jaula de buen tamaño. Sus huevos, un promedio de 3 a 7, son incubados por la hembra. Es raro de que lo haga un macho también, pero algunos machos las ayudan a incubarlos y les hacen compañía dentro del nido. Normalmente, el macho es el que se introduce al nido para alimentarla.
Desde la puesta hasta que nazca el primer polluelo, pasan 18 días, pero pueden nacer un día menos, un día, dos o tres más tarde, dependiendo de los factores ambientales, puede tomar hasta 24 días para que los polluelos nazcan.
Una vez que nacen, la madre los alimentará regurgitando su propio alimento. Al séptimo u octavo día, comenzará alimentarlos con pequeños pedacitos de alimento tal y como ella lo consume, pero continuará haciéndolo directamente en el pico casi hasta el mes de edad, cuando los polluelos, ya emplumados, se aventuran a ratos fuera del nido, hasta que aproximadamente a los 40 días ya duermen afuera y se alimentan solos.
Antes de intentar reproducir esta o cualquier especie es muy importante que se verifique que la dieta y el ambiente que les proporcionas es el adecuado, para evitar cualquier tipo de problema o enfermedad, así se les recomienda que consulten a un médico veterinario especialista, además asegúrese de que encontrará para las crías una buena casa con dueños responsables, en donde todos estén de acuerdo en integrar a un nuevo miembro en la familia.