Una vez cumplidos los 60 días, nunca antes. En la naturaleza, las crías no se separan jamás del grupo familiar, sino que son protegidos y aleccionados por el resto de la manada. Si bien bajo nuestra tutela (o descuido) las cosas han cambiado, lo más sano es dejar que las cosas tomen su curso natural. Los cachorritos aprenden a ser independientes, a entender el lenguaje corporal canino, a defenderse (lo hacen mediante el juego con sus hermanos), y aprender el código de “etiqueta canina” de su madre.
De este período dependerá muchas veces el futuro comportamiento del cachorro, ya que así se moldeará gran parte de su carácter debido a las experiencias agradables y desagradables que tenga. Cuando es interrumpido (cachorros adquiridos prematuramente, esto es, incluso de un mes de nacidos), no es raro saber de perros que posteriormente (esto si sobreviven a las enfermedades a las que están expuestos lejos de su madre y cuando muchas veces no se les vacuna) son “problemáticos”, independientemente de su raza; no basta entonces con decir que cierta raza es mejor por determinada razón, si el proceso de independencia y sociabilización del cachorro se vio interrumpido.
Amor materno
Pero más allá de las hormonas, claro que hay algo más. ¿Acaso es posible no enternecerse al ver a esas criaturas tan indefensas, pequeñitas, de aspecto adorable? Basta un solo gemido para que mamá Canuta busque de inmediato satisfacer sus necesidades. Basta la mínima señal de peligro para actuar de inmediato. Es por ello que nos explicamos perfectamente esas historias de “perros peligrosos” en la calle… que en realidad son hembras que defienden a sus crías de agresiones de gente sin escrúpulos o niños despiadados. Hembras que pudiendo hacer caso omiso de su instinto de conservación, prefieren morir a golpes antes que alguien ose tocar a sus pequeños.
Maternidad interrumpida
Por otra parte, son entonces desafortunadas aquellas perras que, teniendo dueño, son explotadas para tener crías, ya que suelen arrebatárselas cuando todavía dependen por entero de ellas. No saben o no les importa que por ejemplo, su leche no únicamente las nutre mejor que cualquier alimento en el mundo, sino que les provee de anticuerpos necesarios para que no contraigan alguna enfermedad mortal como el moquillo, por no hablar de que la cercanía con su madre les brinda seguridad, calidez y amor.
Cuando se adquiere a un cachorro que apenas abre los ojos, que no se pone de pie, que en suma, tiene menos de 8 semanas de vida y se pretende “cuidarlo” (colocándolo en un tapete con un trapo, dándole leche de vaca, incluso croquetas remojadas) es como si se arrebatara a un bebé humano recién nacido de su madre y se les quisiera cuidar colocándolo, solo, en una caja, sin contacto, alimentándolo de lo mismo que nosotros e incluso dándoselo como juguete a niños más grandes. Sonará drástica la comparación, pero así ocurre.
Así como criar a un bebé no es cualquier cosa, tampoco lo es pretender tomar el papel de una madre canina, una mamá Canuta que sabe hacer perfectamente el papel para el cual, de acuerdo a su ciclo hormonal o capricho de sus dueños por reproducirla, ha tenido que desempeñar y que nadie más lo hará mejor que ella; ser la mejor madre para sus cachorros.
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